Gastón Porta: la vida entre Petisco y el océano
Entrevistamos a Gastón Porta, uno de los creadores de Petisco La Pedrera, soñador, trabajador, surfista y sobre todo amante del océano. Con varias temporadas arriba en Indonesia y viajes por el mundo. Bodyboarder desde chico y desde 2014 surfista, nos cuenta un pedazo de su historia, que refleja un estilo de vida único.
Prendo el grabador y no me da tiempo a preguntarle nada, Gastón me explica con el entusiasmo que lo caracteriza un nuevo proyecto en el mar…
Mi idea es estar dos años acá en Uruguay y después volver a los viajes de surf largos. Hay un proyecto grande con el Yanco, de comprar un velero en Europa y llevarlo para las islas Mentawais, para el invierno de 2019. Quiero hacer el curso en Punta del Este para conducir un barco de 30 pies…Imaginate lo que sería…
Bueno, lo interrumpo, vamos a viajar al pasado, 12 años atrás…¿cómo arrancó Petisco?
Yo me fui a vivir a Europa con 17 años, estaba estudiando, jugando al fútbol y trabajando. A los 21 años, uno de mis socios, Ignacio Monterroso, justo tenía un año libre y mi padre tenía un pasaje sobrando para ir a Europa y se vino a visitarme. Al llegar le dije que tenía posibilidades de darle trabajo, y se quedó trabajando en el bar donde estaba de encargado, un bar vasco. Ahí me comentó la idea de que le habían propuesto poner una barra en el Arachanes de La Pedrera. Volví en diciembre, armamos la barra y nos fue espectacular, con él y su hermano Diego. Ibamos a comer todos los mediodías a Petisco, que ya existía, con los dueños de antes. Al terminar el verano, los dueños deciden no seguir, y lo primero que hacen es contactar a Nacho por mail, y le ofrecían las llaves del local.
Se dio la oportunidad…
Si. Nosotros ya estábamos en Europa haciendo la temporada…Juntamos los mangos, armamos el equipo al regreso de Europa, compramos la llave y abrimos para la temporada 2006/2007. El restaurant tenía una larga tradición, buena reputación de que ahí se comía bien y el nombre nos gustaba. Decidimos mantenerlo. Petisco significa “aperitivo” en portugués.
¿Cómo fue esa primera temporada?
Fue de mucho aprendizaje. No es lo mismo trabajar de encargado en un bar de pinchos en País Vasco (donde hay una gastronomía y servicio de primera) que acá en Uruguay. Había que transportar toda esta experiencia a La Pedrera, éramos muy jóvenes, pasaron un montón de cosas. Monetariamente fue un éxito, nos fue mejor de lo que pensábamos, pero lo más importante es el boca a boca que se generó, el impacto entre la gente. En el fondito, ya que la casa era de un constructor, estaban los restos de 30 o 40 años de trabajo del loco, había de todo…La noche empezó a despegar en ese lugar…
El fondito dio resultado…
Totalmente, nosotros calculábamos que en el fondito iban a venir 25 personas a tomarse un birra, pero la realidad fue que llegaban 60 y se quedaban toda la noche y no se vaciaba y seguíamos hasta las 5 de la mañana. Además de ser un ingreso extra, se empezó a generar la movida “bar”, que es otra parte del negocio.
Arrancó como restaurant y en el camino se sumó el bar…
El proyecto original es un restaurant, nosotros somos gastronómicos, nos encanta la comida y venimos de ahí. Lo que se dio con la noche fue algo que vino después y nuestra habilidad creo que fue saberlo acoplar al restaurant.
¿Alguna anécdota especial de esa temporada?
Pasaron muchas cosas locas, por ejemplo vino el Enano de La Vela, agarró una guitarra y se puso a tocar en el fondo, cosas así. Apareció un hippie, que nadie sabía quien era (hasta el día de hoy nadie sabe). Me pidió para usar la guitarra que había y le digo “si no me la rompes es tuya”, la agarró y la destruyó tocando fue increible. Ahí se empezó a gestar la idea de sumar espectáculos en vivo.
¿Por qué decidiste darle el enfoque de música en vivo?
Nos encanta la música, a pesar de que nunca pude tocar ningún instrumento, jajajaj. Tenemos muchos contactos y amigos involucrados en la música. Queremos romper la rutina, darle una identidad. Empezamos y no paramos, tenemos un ciclo de música marcado con seis bandas confirmadas, con dos bandas de peso y otros shows más chicos. Contenido musical, cultura y buena música es lo que queremos.
Hace más de una década que están en La Pedrera, ¿cómo viste la evolución del lugar a lo largo del tiempo?
Es larga, da para sacar muchas conclusiones…
Yo tengo ese recuerdo de La Pedrera cuando todavía era un balneario familiar, año 99, principios de los 2000, luego estuve unos años sin ir y después cuando volví, ya había explotado…
Yo viví la explosión a la que hacés referencia, y fuimos parte. Somos concientes de que fuimos de los que pusimos el encendedor para que la mecha encienda. Cuando llegamos a La Pedrera no había propuesta nocturna. Esa propuesta del fondito, nació de forma inocente, pero obviamente impulsó la noche. Luego vino la parte del Carnaval, que puso a La Pedrera en boca de todos, titulares de diarios…Cuando llegué habían solo calles de tierra, por ejemplo.
¿Qué decisiones se fueron tomando para acompañar estos cambios?
En un momento fue bien, y después se tomaron decisiones erradas. Ahora estamos en un momento en el que se necesita ponerse al día. Creo que nunca pudimos lograr ponernos en línea con lo que pasó. La Pedrera es un pueblo chico en el que vive poca gente, no estaba preparado para lo que pasó, para aguantar tanta gente. Creo que en invierno no pasa de las 250 personas, y en verano se instalan entre 4000 a 5000, si contamos lo que es Punta Rubia. No tengo una cifra exacta. A la noche viene mucha más gente de La Paloma. Necesitamos tener un orden logístico: los boliches no tendrían que estar en la principal, como hay dos boliches ahora y tendrían que estar afuera del pueblo. En el pueblo tendrían que ser bares con una propuesta de bar y cultural, que respete al turista.
¿Esto no juega en contra de tus intereses?
No, para nada, yo tengo armado un bar al fondo, estoy intentando evolucionar en coctelería, en servicio, apuntando a un público que quiera ver bandas en vivo. Ponemos música, pero no somos un boliche. Cuando digo boliche hablo de un lugar que se dedica a poner música y vender alcohol, yo no me dedico solo a eso, yo doy de comer. La hora de cierre de esa propuesta de los boliches es lo más difícil de contemplar. Nosotros peleamos por una hora de cierre a las 5 de la mañana, que en verano ya es de día. Si pensamos en el turista, en darle tiempo a la Intendencia para que venga a limpiar, que el turista o la persona que se levanta temprano para ir a la playa o al supermercado, no se encuentre con una calle llena de basura y de borrachos, es un panorama que no combina. La mañana se junta con la noche y creo que eso no es positivo para La Pedrera. Como te explicaba antes, lo mejor sería cortar a las 5 am y organizar esos boliches fuera del pueblo con un cierre posterior a las 5 am, más teniendo en cuenta la idiosincracia del uruguayo, que llega al boliche a las 3 am…Sigo peleando por el beneficio del turismo general.
¿Qué podés contar de lo que viene para esta temporada?
Buscamos que vayas y te encuentres cosas nuevas en todos los aspectos, en la carta de comida, en el bar, en los toques, en los Djs que traemos. La gente no quiere una discoteca, quiere ir a lugares donde pasan cosas, todas las noches distintos estilos de música, pero acordes a los gustos del bar: rocknroll, hip hop, funk, reggae, y no tanto por la cumbia. Buscamos calidad y excelencia en la atención. Apuntamos al servicio de comida, apuntamos a sorprender siempre.
La vida más allá de Petisco, ¿qué hacés cuando termina la temporada?
Tengo una conexión intensa con el mar, así lo siento y por eso no puedo estar en un lugar que no tenga mar, por mucho tiempo. Aunque no vaya, lo necesito cerca. Esa necesidad me llevó a estar metido en él. Empecé como bodyboarder y ahora hace tres años que hago surf.
¿Cómo se dio ese cambio de tabla? ¿Seguís tirándote en bodyboard, o solo surf?
Cuando me fui a vivir al País Vasco, conecté con una gente del mundo del bodyboard muy salada, en mi grupo de amigos tenía un campeón mundial, dos campeones de Europa y una campeona de Europa. Era un grupo de surfistas y de bodyboard muy unido, esa diferencia que muchas veces se escucha, a mi me enseñaron a través del respeto que se tenían, que es algo que no existe. Lo que pasó fue que cuando volví a Uruguay, las olas no tienen esa característica que encontraba en País Vasco (donde estaba motivado con muchos slabs). Además, uno en la vida va cambiando y sentí que necesitaba un nuevo desafío. En el bodyboard, pasé dos temporadas en Indonesia, donde me sentí representando de gran manera, al correr unas olas tremendas, surfeando con surfistas de mucho nivel al lado, que me apoyaban y respetaban en el agua. Quise conseguir lo mismo en el surf.
En el 2014 fue que cambiaste…
Primer viaje de surf a Costa Rica, una escuela impresionante, y los primeros tubos. El bodyboard me ayudó mucho, para surfear bien hay que conocer el mar: la corriente, las olas, la línea que tomar. Yo sabía que tenía que mejorar en técnica y en agarrar olas. Estoy muy contento con la evolución que he tenido en tres años, luego de dos temporadas más en Indonesia, metiendo muchas horas adentro del agua. Yo respeto el bodyboard, es un deporte muy sacrificado que me dio mucho.
Las lesiones también jugaron su papel…
Si, soy una persona aventurera, exigiendo el cuerpo sufrí un par de lesiones complicadas en la espalda y los brazos (que me alejaron más de medio año del agua), lo que me hizo ver que no iba a poder seguir para siempre practicando de la forma que me gustaba el bodyboard: todas las piruetas son dos metros para arriba y caer al plano con una tablita de espuma. En el surf vas parado, podés escaparte más fácil.
Con tanto tiempo que pasaste en Indonesa, debés tener algun cuento para dejarnos…
Las últimas dos temporadas que pasé en Indonesia, mi objetivo principal era meterme un tubo en Padang Padang, mi ola favorita. Un objetivo personal, tenía la foto en el body y ahora la quería en la tabla. Cuando llegué el primer año surfeando, estuve por las Mentawai y por Nias. Al volver a Bali, estuve 15 días y no entró el mar. Al año siguiente, este año, estuve 50 días en las islas, de los 60 que pasé allí, estuve haciendo viajes con tremendos surfistas uruguayos: Máximo Gattas, el Bita, el Buli, Luki Madrid y un montón de surfistas que me ayudaron a crecer, corrigiendo errores…Cuando llegó a Bali marca un swell grande, de Padang Padang. Iba a romper dos días y después me iba…el sentimiento era de que quería mi objetivo.
¿Entró el mar?
Fue todo muy loco. Pasó que el día que marcaba grande, fui para ahí de mañana, había entrado swell, pero no tanto, me fui a fijar Padang y había olas pero no estaba tirando ese caño severo de Padang Padang. Nos fuimos para Uluwatu con los chicos uruguayos, estaba grande pero gordo, empecé a impacientarme, nos vamos a Bingin, los chicos se tiraron ahí, yo decidí esperar, me comí una pasta, y a eso de las tres de la tarde, empieza el mar a marcar unas series contundentes, a golpear de verdad…
¿Cómo es el tema de la ola en Padang Padang?
Es la marea, el verdadero es con marea baja, un 0,0 es peligroso porque puede deformar la ola, pero un 0,5 / 0,3 / 0,6 es la excelencia. Yo sabía que se iba a dar a las 17:30 de la tarde, y en Indo a las seis oscurece. Pero estaba determinado a ir, me voy para el hotel: junto las cosas, me pongo música, mucha motivación, concentración y confianza en uno mismo. Voy a llegar y me tiro de una, sin pensarlo, pensaba para adentro. Me preparo, agarro la moto, me pongo el leash y al entrar me encuentro con el Papita un bodyboarder peruano salvaje. Al entrar vimos un caño cuadrado inmenso y el Papita me decía: “Está acá, está acá !!!”
Qué momento…
A las 17:15 estaba en el pico, el Papita fue una bendición, porque me presentó a los demás que lo conocían y empecé a esperar mi turno. Pasaron dos series y las dejé, la tercera remé una sin suerte, y vino la cuarta. La primera se la llevó uno, la segunda otro y la tercera me agarró como el mejor posicionado. Me di la vuelta y empecé a remar. El drop si uno toma en el lugar justo no es complicado, lo complicado viene después. Tomo, me paro, hago el bottom y de pronto me encuentro con toda la ola doblada, leo la línea. Veo una línea superior, con un ángulo hacia abajo, agarro el canto, clavo la mano, levanto la línea, la pongo hacia abajo y pienso: “Que sea lo que Dios quiera”, porque no sabía que podía pasar. Lo que pasó fue un tubazo.
Ping Pong final
Un deportista uruguayo: Luis Suárez
Una banda que escuchás mucho estos días: Mucha electrónica y Las Pelotas
Un lugar en el mundo: Indonesia
Una persona que te inspire: Mi viejo Juan Carlos.
Una frase que siempre te acompaña: El que se calienta pierde.
Una estación: el verano.
Si pudieras cambiar algo de Uruguay: el clima, que sea verano todo el año, con las olas del otoño.
Un surfspot de Uruguay: La derecha del barco.
Un surfista que te vuele la cabeza: John John.
La receta para el éxito de Petisco: Lo que logramos fue a base de trabajo y más trabajo. Hoy en día el local es nuestro, soñamos y lo hicimos realidad.