Pepe Gomez: en la búsqueda de grandes olas
Pepe Gomez arrancó a surfear hace apenas cinco años, cuando tenía 19. Hoy, a los 24, vive en Soriano, donde trabaja en el campo y se define como «canariaso». A pesar de estar alejado del mar en el día a día, Pepe se ha ganado un lugar en la consideración de los medios brasileños de surf y también de Salvaje, porque se bajó unas bombas que meten miedo en el slab de Laje de Jaguaruna. Este gran momento en su vida, llega luego de experiencias en Hawaii y Perú y un entrenamiento a conciencia junto al profe Nico Laprida fuera del agua. Con la firme intención de seguir corriendo olas grandes, Salvaje charló con Pepe para conocer un poco de su historia.
¿Cuándo arrancaste a surfear?
A los 19. Mejor tarde que nunca.
¿Qué te motivó a correr olas más grandes?
Desde que arranqué a surfar ya todos mis amigos surfaban y se tomaban todas las olas, ¡así que no me quedaba otra que quedarme en el fondo esperando la de la serie y asegurarme la big mamma!
¿Cómo te fuiste preparando?
Me gustaría entrenar más, ¡pero trabajo en el campo lejos del agua salada! No mantengo mucho el surfing, pero cada viaje que hago trato de ir al agua todas las veces posibles. Cuando viví en Punta del Este entrenaba con Nico Laprida, ya focalizados en olas grandes y eso me ayudó mucho.
Estuviste por Hawaii hace un tiempo: ¿con qué te encontraste?
En Hawaii corrí Waimea, que fue lo que más me gustó: es una ola muy fuerte y rápida, con mucha corriente. Hay que remar para la izquierda muy rápido cada vez que te caes para poder zafar de las que se vienen… Hay que tener mucho cuidado, muchos de los amigos que me hice estaban todos lesionados de la columna y el cuello por causa de Waimea. Mi opotrunidad fue un día en que no había tanta gente porque había llovido tres días seguidos y el agua de los ríos se había ido para el mar y estaba con mugre: agua oscura y en vez de haber 60 personas en el pico, había 15.
¿Otros viajes que quieras contar?
Perú es un lugar increible con tremandas olas, es el mejor lugar para entrenar. Pico Alto es una ola con mucha fuerza, hay que remar hasta adentro 1 km, lo cual ya es un desafío por si mismo.
¿Alguna anécdota salvaje?
Una fue perder la tabla en Pico Alto: se me cortó el leash en una ola que cerró, lo que me hizo salir nadando hasta la orilla… Fue algo inexplicable, recuerdo que tenía agua adentro del traje y sin chaleco salvavidas, porque recién empezaba.
¿Tow in en Brasil? ¿Contános acerca de la sesión del slab?
Increíble, fue en Laje de Jaguaruna, sale izquierda y derecha. La izquierda del fondo es profunda, sale gigante con un paredón que también se pone redondo. Pero la derecha sale arriba mismo de la roca y se da vuelta en un segundo, cada ola que pasaba, más miedo y más respeto le agarraba.
¿Te quedás mas tiempo por ahí?
Ya me estoy volviendo, pero vuelvo a surfear acá en cuanto marque otra vez el swell.
El peor wipe out y la mejor ola que recuerdes en mares grandes…
Muchos, pero el que me desconectó totalmente fue en Waimea, una ola no tan grande, pero muy potente. No tuve mucho que hacer más esperar que me suba solo: por más que nadaba para arriba, el agua no me dejaba subir y después me soltó.
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¿Tus olas preferidas en Uruguay?
En Uruguay las mejores olas que he corrido fueron en Cabo Polonio con el atardecer bajando: tubos dorados, imágenes que nunca voy a olvidar…
El próximo desafío en tu vida marina es…
Seguir avanzando en las mismas olas, ya que cuesta mucho entrar en lugares nuevos, pero alguno de inesperado siempre puede surgir. Quiero ver si nos encaminamos a correr la derecha de Laje más grande o sino probar entrarle a la izquierda, que es un pico de remada.
¿La música no puede faltar antes de ir a correr bombas?
¡Claro que no! Ni después tampoco.
¿Una frase que te guste?
«Que tus sueños sean más grandes que tus miedos».
Saludos y agradecimientos:
Quiero agradecer a mi familia en primer lugar, a mi novia y a todos mi amigos, porque sin ellos no hubiera aprendido a surfar. En especial Carlos García, que me llevó de Montevideo al este, a Segundo Vargas y a Luki Madrid por toda la ayuda que me dieron y no me puedo olvidar de Nico Laprida, que me dio una buena base de entrenamiento.