Entrevista Salvaje con la fotógrafa Lelen Ruete (The Rabbit Studio)
Conversamos con la fotógrafa Lelen Ruete, ella tiene 31 años, es de Buenos Aires, y vive en Montevideo hace tres. «Gracias a este trabajo puedo vivir muchas vidas en una. Hay que saber adaptarse y mimetizarse, la fotógrafa tiene que formar parte del grupo y en muchos momentos liderar y levantar la energía», conocé más de su trabajo y estilo en esta imperdible entrevista salvaje.
¿Cómo empezaste en el mundo de la fotografia?
Empecé sin querer. Nunca pensé que me iba a dedicar a esto. Desde que soy chiquita, siempre tuve una cámara y siempre fui la fotógrafa del grupo. Arranqué a hacerlo a los 8 o 9 años, cuando nadie tenía cámara y me compré una con mi plata, de pesos que me habían regalado y había juntado. Me encantaba sacar fotos a cosas y hacer pruebas con la Luz a través de materiales, imaginarme las fotos hasta cuando las iba a buscar al local donde te las copiaban, que me llevaba mi mamá (a ella le encantaba y siempre nos sacó fotos buenísimas). Después, medio como sin querer, la fotografía me fue encontrando.
¿Estudiaste algo más antes de volcarte a full a la fotografía?
Estudié publicidad, pero necesitaba algo más artístico y me metí en Prof. de Arte, no me gustaba el ambiente del lugar y vivía lejos… no había muchas opciones, así que me cambié a una escuela de fotografía y ahí arrancó todo.
¿Qué cosas te inspiran?
Todo. Pero lo que más me inspira es la gente. Los estilos, los movimientos de sus cuerpos que hacen formas, y las vidas interesantes. La luz y el color: cómo la imagen se forma según una fuente de energía y cómo es que se comporta esa energía en distintos materiales.
¿Por qué es tan importante la luz como inspiración?
Es que sin ella no vemos nada y, según cómo sea ella, vemos diferente. Poder ver distinto y moldear la imagen y el color, que cambia la manera de interpretar las cosas. Y meterme en distintos mundos o rubros, según qué voy a fotografiar me encanta, siento que soy como un agente infiltrado, jaja. Todo eso me inspira.
¿Por qué The Rabbit Studio, el nombre con el que te conoce la gente en Instagram?
El nombre lo heredé. The Rabbit Hole era una feria de vestuario, temática de Alicia, a la que me invitaron a participar. Esa feria fue un éxito, duró 3 semanas y fue todo el mundo en Buenos Aires. Después la mayoría de las chicas que la organizaban se fueron yendo y quedamos solo dos, la hicimos un montón de veces con una vestuarista. Ahí empezamos a hacer muchas fotos juntas (yo hacía las fotos y ella el vestuario y la escenografía), y éramos las chicas de The Rabbit Hole. Al final decidimos nombrar otro sector que fuera Studio, para referirnos a nuestros trabajos de contenido visual y separarlo de las ferias. Y eso fue hace 8 años…
¿Cuáles son las claves a tu entender para una buena foto?
La iluminación, la composición, y la atención. Aclaro el último porque hoy en día mucha gente no pone demasiada atención en hacer la foto, porque cada vez hay más posibilidades de arreglar en post. Hoy una imagen en RAW la podes hacer y luego cambiarle el color, levantarle o bajarle luz, recomponer, etc. Pero, de esa forma, tanto el fotógrafo como el modelo, el maquillador, y quien sea que intervenga en la fotografía pone mucho menos energía en hacerlo bien en el momento. Y creo que la clave es esa: después terminan con un montón de fotos pero ninguna está 100% bien. Si vos avisás que vas a sacar una sola foto y nada más, todos atienden a hacerlo bien, y es muy notorio como sale todo ok, en cambio en la seguidilla siempre hay algún error. Nadie pone demasiada atención.
¿Qué te apasiona de la fotografia? Y, cuando se transforma en tu trabajo, ¿cambia en algo esa pasión?
Me apasiona la fotografía, la iluminación y la vida del fotógrafo. Gracias a este trabajo puedo vivir muchas vidas en una. Un día soy parte del mundo del Cannabis, otro día estoy con una banda de rock, al día siguiente en el mundo de la moda y otro haciendo un catálogo. Para poder vivir eso hay que saber adaptarse y mimetizarse, la fotógrafa tiene que formar parte del grupo y en muchos momentos liderarlo y levantar la energía.
Es un mundo cambiante…
Creo que la forma de que el trabajo no mate a la pasión, es buscar lo que te gusta en cada trabajo e ir variando. A mí me gusta más lo artístico, pero me apasiona la iluminación, entonces puedo conectarme con una foto muy comercial en ese sentido. Si entendés de iluminación, podés hacer que un producto se vea perfecto en una foto: que se note la textura, el color, el material, que se sienta que se puede tocar ese producto a través de la foto. Pero cuando los trabajos son muy grandes, por ejemplo catálogos, se puede volver repetitivo y un poco aburrido.
Los fotógrafos tienen una manera especial de ver el mundo y las cosas que los rodean…
Es muy loca la manera de ver el mundo que tenemos los fotógrafos (o los artistas, quizás). Hay un momento en el que me concentro tanto, que empiezo a ver todo como si fueran tomas, a veces me están hablando y yo estoy armando fotos en mi cabeza y no termino de concentrarme en lo que me dicen. Sobretodo si acabo de hacer fotos. O si tuve un shooting muy largo y muy demandante, después veo todo como veía ese producto: por ejemplo cuando fotografío muchas plantas, haciendo fotos de Cannabis, después quizás me siento en el pasto a relajarme y hasta que cambio el chip de mi cerebro, veo todas las texturas de las plantas y me cuesta volver a la dimensión real en la que está el resto de la gente.
¿Una foto salvaje que pudiste sacar?
Cuando tocó Charly García en una cervecería de Solanas, me avisó Dinamita Pereda que él y vos iban a tocar con él y que iba a caer Charly de sorpresa. Yo fui a verlo y dejé la cámara en el auto porque no estaba segura, y en un momento no daba más y la fui a buscar, la armé y cuando tiré la primera foto, Charly se emboló, me agarró la cámara y me dijo en el micrófono: «¿y vos quién sos? ¿quién te creíste que sos con ese aparato?», manoteó la cámara para que la guarde y la verdad es que no me animé a sacar más, porque quizás Charly piraba y se iba. Así que pude sacar una sola foto que fue un éxito, no sé si fue salvaje pero fue una anécdota graciosa.
Personas o lugares…
Creo que lo que me gustaría sería fotografiar gente con vidas o experiencias interesantes. Me encanta retratar, y en el retrato la clave es entender a la otra persona. Cuando conozco a alguien que tengo que fotografiar me paso un rato mirando y estudiando sus movimientos: me fijo cuál me parece más interesante estéticamente para después engancharlo en ese momento.
¿Es importante hablar con el fotografiado?
Es muy importante hablarle y entender qué le gusta y con qué imagen de sí mismo se siente cómodo, para que él también esté conforme con la foto. Por eso en realidad, cambiaría los lugares por gente y, si pudiera elegir, me gustaría fotografiar siempre gente interesante, con vidas diferentes o con historias que contar. Tribus, músicos, artistas, cocineros, otras culturas, otras nacionalidades, personas que por alguna otra razón tengan cosas que aportarme o enseñarme, o simplemente sean estéticamente increíbles. Hay veces que conozco a alguien y en seguida me da ganas de sacarle fotos. Pero siempre con la experiencia del intercambio y no escondida sin que se den cuenta.
¿Qué podés contarnos acerca de tu experiencia con la fotografía de Cannabis…
Para mí entrar en el mundo del Cannabis fue una experiencia increíble, porque yo no tenía ni idea de ese rubro. Conocí a alguien que tiene un club impresionante y cuando vi sus plantas, ¡piré! Le pedí de fotografiarlas y llevé fondos y luces para armarle todo el set, y cuando él vio las fotos, ¡quedó copado!
¿Qué tienen de especial estas plantas?
Me pareció una planta increíblemente artística, por sus formas, colores y texturas y por los diseños. Después, me llamaron de la copa Canguro a la que habían presentado 85 muestras y me pidieron fotografiar todas. Ahí seguí aprendiendo un montón, porque en el set, los chicos de la copa me ensañaban sobre cada genética y analizábamos cada muestra que fotografiábamos. De ahí en adelante siempre ellos me enseñan sobre todas las genéticas y los productos que desarrollan. Es super interesante y además está buenísimo, porque generalmente son gente que tira muy para adelante, motiva, tiene buena onda y siempre cuando hago Cannabis la paso muy bien. ¡Y las fotos quedan increíbles porque las plantas y las muestras son alucinantes!
En tu vida música y fotografia juegan juntos, ¿por qué?
¡Claro que sí! Siempre digo que hay que incorporar al equipo a un musicalizador. La música genera ambiente, mueve y relaja, inspira, y todo eso es clave en el momento del shooting! En mi estudio o en cualquiera de mis sets, siempre hay música. Y es algo que no se hacer: no soy buena buscando música y es muy difícil encontrar aquella que después de horas no te queme, pero que tenga las pilas para levantar y alegrar a la gente que está trabajando. Un set sin música es aburrido y poco inspirador. La gente que está trabajando necesita estar inspirada y relajada, y la música juega un papel muy importante en la creación de ese ambiente.
Si alguien quiere ir a tus talleres, ¿qué info le darías como previa, con qué se va a encontrar?
En mis talleres trato de que el alumno viva una experiencia, que pueda empaparse de fotografía tanto desde el lado artístico como técnico. Pongo todo el corazón en las clases y brindo todo mi conocimiento. Hago ejercicios prácticos, los llevo y acompaño a salidas y a propuestas culturales. Estoy atenta y encima de los alumnos para ayudarlos a avanzar, y creo que es muy importante que se diviertan y que tengan ganas de venir a las clases. También los invito a shootings para que vean el trabajo y absorban, es como un combo de todo y vivirlo desde adentro; que ahí es donde realmente se aprende.
Tres cosas que cambiarías del mundo en que vivimos…
La venta de todo. Siento que hoy estamos constantemente vendiendo. Poniendo en vidriera lo que hacemos y en qué estamos, mostrando lo que queremos que vean para vendernos como humanos y que los demás quieran ser nuestros amigos. Se perdió un poco la profundidad en las relaciones y el interesarse realmente por el otro. Conectarnos mejor.
Las modas. Me aburre la copia en masa. Ser genuino en lo que te gusta y más seguridad en tus propias decisiones, sin mirar quién lo está usando o haciendo.
La velocidad. Me encantaría poder bajar la velocidad de todo. La tecnología es muy práctica y está buenísima, pero nos está generando mucha ansiedad. Hoy una foto o una obra de arte la ves en el teléfono, mientras estás haciendo otra cosa, no existe más frenar a mirar y detenerse en un libro o una revista. No logramos cortar, porque vamos con el teléfono a absolutamente todos lados, mucho menos gente lee notas como ésta enteras. Son dos segundos de atención a cada cosa, y tenemos la cabeza siempre pensando en que sea todo rápido porque tenemos poco tiempo. Me gustaría poner un poco la vista en cámara lenta.
Si pudieras conocer a tus idolos, quiénes serían y por qué…
Lamentablemente no voy a poder conocerlos porque murieron todos, pero mis ídolos serían Salvador Dalí, Karl Lagerfeld, Helmut Newton, y Franca Sozani. Son 4 personas que aportaron cosas nuevas, que hicieron lo que les inspiraba y fueron fieles a su arte. Además, se supieron mover para que su trabajo sea valorado como se merece y siempre fueron genuinos en sus producciones. Lograron hacer cosas increíbles que artísticamente vuelan la cabeza, aportaron una visión nueva, y cada uno de ellos con su aporte le dio herramientas a los que siguieron para un campo nuevo de acción. Admiro y valoro a las personas que apuestan a su arte y que no cambian su estilo para vender más, sino que demuestran al mundo todo lo que uno puede enriquecerlo haciendo lo propio.
Una frase que te inspire…
«Life is just a ride» de Bill Hicks. (La vida es sólo un viaje/un juego/una experiencia)
Un mensaje para los lectores de Salvaje
¡Que se animen a hacer todo lo que quieran!